Si bien la energía solar ha sido durante mucho tiempo considerada como clave para resolver las demandas de energía del planeta tierra, el problema de la eficiencia y almacenamiento supone todavía un handicap, y aunque esta en vía de resolverse, todavía habrá que esperar hasta que madure tecnologicamente. Una de las vías que se están explorando en la actualidad, es la posibilidad de generar energía de origen solar en el espacio, aparentemente esta opción es la mas coherente, cuanto mas próximo de este de la fuente productora de energía (en este caso el sol) mas intensa sera la radiación, fenómeno que incrementara la cuota de producción. Pero logisticamente se plantea un problema, el transporte de la energía recolectada hasta las plantas de distribución en la Tierra.
Sin embargo, un equipo de ingenieros de la Universidad de Strathclyde en Glasgow creen poseer la clave para que la energía solar producida en una órbita espacial, no plantee grandes dificultades su traslado y consumo en la Tierra. El equipo está probando actualmente un sistema que actuaría como una plataforma para que los paneles solares, produjera energía aprovechando el máximo espectro solar, permitiendo que sea transferido de vuelta a la tierra utilizando sistemas basados microondas o rayos láser.
Estos 'satélites solares" serían capaces de proporcionar al planeta una fuente inagotable de energía que permitiría, suministraría de energía a zonas remotas y proporcionar energía a las áreas que son difíciles de alcanzar por medios tradicionales. El doctor Massimiliano Vasile, del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de la Universidad de Strathclyde, que dirige la investigación espacial, piensa que el espacio ofrece una fantástica fuente para energía solar, con capacidad para producir energía independientemente de la hora del día o las condiciones climáticas.
En un experimento sobre el Círculo Polar Ártico conocido como Suaineadh, fue un importante paso adelante en el diseño de un prototipo con una tecnología similar, a la de una sonda solar espacial, poniendo de manifiesto que las estructuras más grandes podrían ser construidas, preparando el camino para la siguiente etapa en el proyecto de energía solar espacial.
El proyecto actual, llamado SAM (Self-inflating Adaptable Membrane) pondrá a prueba el despliegue de una estructura celular ultra ligera, que puede cambiar de forma una vez desplegado. La estructura está hecha de células que son autoinflables en el vacío y puede cambiar su volumen de forma independiente a través nanopumps.
La estructura reproduce la estructura celular natural que existe en todos los seres vivos. El control independiente de las células permite transformarse la estructura en un concentrador solar que recoge luz solar y la proyecta a los paneles solares. La misma estructura se puede utilizar para construir sistemas de mayor tamaño en el espacio mediante el ensamblaje de miles de pequeñas unidades individuales. Si todo va según lo previsto, un día podríamos tener una red de satélites solares que esencialmente cosecharan energía solar y terminara con el déficit energético en el mundo.
Estos 'satélites solares" serían capaces de proporcionar al planeta una fuente inagotable de energía que permitiría, suministraría de energía a zonas remotas y proporcionar energía a las áreas que son difíciles de alcanzar por medios tradicionales. El doctor Massimiliano Vasile, del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de la Universidad de Strathclyde, que dirige la investigación espacial, piensa que el espacio ofrece una fantástica fuente para energía solar, con capacidad para producir energía independientemente de la hora del día o las condiciones climáticas.
En un experimento sobre el Círculo Polar Ártico conocido como Suaineadh, fue un importante paso adelante en el diseño de un prototipo con una tecnología similar, a la de una sonda solar espacial, poniendo de manifiesto que las estructuras más grandes podrían ser construidas, preparando el camino para la siguiente etapa en el proyecto de energía solar espacial.
El proyecto actual, llamado SAM (Self-inflating Adaptable Membrane) pondrá a prueba el despliegue de una estructura celular ultra ligera, que puede cambiar de forma una vez desplegado. La estructura está hecha de células que son autoinflables en el vacío y puede cambiar su volumen de forma independiente a través nanopumps.
La estructura reproduce la estructura celular natural que existe en todos los seres vivos. El control independiente de las células permite transformarse la estructura en un concentrador solar que recoge luz solar y la proyecta a los paneles solares. La misma estructura se puede utilizar para construir sistemas de mayor tamaño en el espacio mediante el ensamblaje de miles de pequeñas unidades individuales. Si todo va según lo previsto, un día podríamos tener una red de satélites solares que esencialmente cosecharan energía solar y terminara con el déficit energético en el mundo.
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