Cada cierto tenemos constancia tanto por los medios espacializados como de informaron general, de noticias en teoría cuya autoría y fuente nos hacen dudar de la veracidad y rigor de que el hecho, decubrimiento o avance científico sobre sobre el que se informa obedezca a una realidad, esto suele suceder con cierta frecuencia cuando se trata de la posibilidad de que por algún sistema, prototipo o formula se puedan comunicar dos seres humanos utilizando como único interfaz el propio cerebro del individuo.
En esta ocasión los resultados de un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Utah (Estados Unidos), en el que empleando dos mallas con dieciséis electrodos implantados a nivel subcraneal y adheridos a la superficie del área cerebral donde se gestiona la función del habla, un terreno en gran medida desconocido y que se conoce como el área de Wernicke, nos sitúa ante esta posibilidad.
El voluntario al que se le implanto el dispositivo de electrodos microelectrocorticografía o microECoG padece episodios epilépticos severos, en el ensayo se captaron señales cerebrales que descodificándolas y posteriormente traduciendolas en palabras, le permitio comunicarse mediante un software. Los resultados registrados teniendo en cuenta las limitaciones hacen pensar que perfeccionando el sistema implantado, en un tiempo prudencial podrá sustituir en las personas que estén limitadas para comunicarse verbalmente, las funciones cognitivas a nivel del habla, además de habilitar otras funciones motoras, como los movimientos de las extremidades o en el manejo de prótesis en los casos de miembros amputados.
La diferencia del implante desarrollado por el bioingeniero Bradley Greger y su equipo con otros métodos compuestos por electrodos que se utilizan en la actualidad, es que la matriz de microEcoG no precisa mas que de una craneotomia para que se funcional, evitando de esta forma la necesidad de acceder al interior del tejido cerebral.
En esta ocasión los resultados de un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Utah (Estados Unidos), en el que empleando dos mallas con dieciséis electrodos implantados a nivel subcraneal y adheridos a la superficie del área cerebral donde se gestiona la función del habla, un terreno en gran medida desconocido y que se conoce como el área de Wernicke, nos sitúa ante esta posibilidad.
El voluntario al que se le implanto el dispositivo de electrodos microelectrocorticografía o microECoG padece episodios epilépticos severos, en el ensayo se captaron señales cerebrales que descodificándolas y posteriormente traduciendolas en palabras, le permitio comunicarse mediante un software. Los resultados registrados teniendo en cuenta las limitaciones hacen pensar que perfeccionando el sistema implantado, en un tiempo prudencial podrá sustituir en las personas que estén limitadas para comunicarse verbalmente, las funciones cognitivas a nivel del habla, además de habilitar otras funciones motoras, como los movimientos de las extremidades o en el manejo de prótesis en los casos de miembros amputados.
La diferencia del implante desarrollado por el bioingeniero Bradley Greger y su equipo con otros métodos compuestos por electrodos que se utilizan en la actualidad, es que la matriz de microEcoG no precisa mas que de una craneotomia para que se funcional, evitando de esta forma la necesidad de acceder al interior del tejido cerebral.
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