La enfermedad del Alzheimer fue descrita por el doctor Alois Alzheimer en 1906, la primera paciente que ostenta este dudoso honor era una mujer de cincuenta y uno años de edad, los médicos que llevaron su historial en principio valoraron sus síntomas como algo muy insólito, ya que por su temprana edad sus síntomas que obedecían a un cuadro de síntomas que indicaban senilidad, termino que se empleaba para definir los síntomas que afectaba al conjunto que forma el colectivo de gente mayor de sesenta años y por lo tanto era un termino que se asociada a la edad y no a la síntomatologia que es propia de la enfermedad del Alzheimer
Pero no es hasta que descubren el origen de la enfermedad en la década de los ochenta del pasado siglo, cuando se empiezan a patentar los primeros tratamientos para luchar contra sus efectos, este hallazgo consistió en la observación de la acumulación en forma de placa de unos péptidos conocidos como beta amiloide en el cerebro, atacando a las células nerviosas provocando el deterioro cognitivo y trastornos conductuales en el enfermo.
La vía que sea ha explotado hasta ahora en la mayoría de los laboratorios ha sido la de sintetizar una enzima que inmunice contra la enfermedad, los resultados han sido desiguales mientras que la administración en ratones hicieron creer que se encontraban, ante la solución definitiva, su versión en humanos no fueron todo lo positivos que se presuponían, produciéndose fallecimientos en el transcurso del ensayo, debido a la excesiva inflamación en determinadas áreas cerebrales.
Ahora dos nuevos estudios avalan la tesis de la atención en fase temprana de la enfermedad del Alzheimer, el primero consiste en el desarrollo de un nuevo compuesto radiactivo que es capaz de identificar un marcador radioactivo 18F-AV-45 (o florbetapir F18) basado en el isótopo radiactivo flúor-18, y se une a la proteína beta-amiloide como el compuesto Pittsburgh (PIB), pero a diferencia de PIB, el florbetapir F18 tiene una vida media de alrededor de 110 minutos, esto significa que la presencia de florbetapir F18 en las muestras obtenidas, son indicativas de padecer la enfermedad neurodegenerativa del Alzheimer, convirtiéndolo en un método fiable de diagnostico.
Otra es la desarrollada por el laboratorio Bristol-Myers Squibb que con su innovadora formula piensa que puede contener e incluso en eliminar todo rastro del Alzheimer, administrándolas en las primera etapas de la enfermedad, cuando el deterioro propiciado por la acumulación de la proteína beta amiloide todavía se encuentra en su primera fase, esto se constata mediante una selección de pacientes a los que se realiza una serie de pruebas que valoran el estado de su memoria, un scanner cerebral y un análisis que indica el índice de amiloide en el líquido cefalorraquídeo.
Pero no es hasta que descubren el origen de la enfermedad en la década de los ochenta del pasado siglo, cuando se empiezan a patentar los primeros tratamientos para luchar contra sus efectos, este hallazgo consistió en la observación de la acumulación en forma de placa de unos péptidos conocidos como beta amiloide en el cerebro, atacando a las células nerviosas provocando el deterioro cognitivo y trastornos conductuales en el enfermo.
La vía que sea ha explotado hasta ahora en la mayoría de los laboratorios ha sido la de sintetizar una enzima que inmunice contra la enfermedad, los resultados han sido desiguales mientras que la administración en ratones hicieron creer que se encontraban, ante la solución definitiva, su versión en humanos no fueron todo lo positivos que se presuponían, produciéndose fallecimientos en el transcurso del ensayo, debido a la excesiva inflamación en determinadas áreas cerebrales.
Ahora dos nuevos estudios avalan la tesis de la atención en fase temprana de la enfermedad del Alzheimer, el primero consiste en el desarrollo de un nuevo compuesto radiactivo que es capaz de identificar un marcador radioactivo 18F-AV-45 (o florbetapir F18) basado en el isótopo radiactivo flúor-18, y se une a la proteína beta-amiloide como el compuesto Pittsburgh (PIB), pero a diferencia de PIB, el florbetapir F18 tiene una vida media de alrededor de 110 minutos, esto significa que la presencia de florbetapir F18 en las muestras obtenidas, son indicativas de padecer la enfermedad neurodegenerativa del Alzheimer, convirtiéndolo en un método fiable de diagnostico.
Otra es la desarrollada por el laboratorio Bristol-Myers Squibb que con su innovadora formula piensa que puede contener e incluso en eliminar todo rastro del Alzheimer, administrándolas en las primera etapas de la enfermedad, cuando el deterioro propiciado por la acumulación de la proteína beta amiloide todavía se encuentra en su primera fase, esto se constata mediante una selección de pacientes a los que se realiza una serie de pruebas que valoran el estado de su memoria, un scanner cerebral y un análisis que indica el índice de amiloide en el líquido cefalorraquídeo.
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